
¿Te has dado cuenta de que últimamente tu hijo parece más ansioso o preocupado? No estás solo. Muchos padres enfrentan la preocupación de ver a sus hijos batallando con la ansiedad. Aunque el desorden de pánico puede sonar alarmante, conocer más sobre este tema puede ayudar mucho.
En los niños, estos ataques pueden manifestarse con síntomas físicos como dolor de estómago o respiración agitada. Los adolescentes, por otro lado, podrían evitar ciertas actividades o ambientes que les generan ansiedad. Así que, si notas un cambio en el comportamiento de tu hijo, es importante prestar atención.
A veces, los chicos no pueden expresar bien lo que sienten, pero con un poco de información y empatía de nuestra parte, podemos ayudarlos a sentirse comprendidos y apoyados. Este es el momento de convertirte en un aliado en su manejo de la ansiedad.
- ¿Qué es el desorden de pánico?
- Síntomas en niños y adolescentes
- Causas comunes
- Formas de apoyo para padres
- Tratamientos eficaces
¿Qué es el desorden de pánico?
El desorden de pánico es una condición de salud mental bastante seria que puede afectar tanto a niños como a adolescentes. Se manifiesta a través de ataques de pánico, que son episodios súbitos de miedo intenso que pueden llegar sin advertencia y, muchas veces, sin una causa aparente.
Durante un ataque de pánico, un niño puede experimentar una serie de síntomas físicos y emocionales que pueden incluir dolor en el pecho, sensación de ahogo, palpitaciones y miedo a perder el control. Imagina que tu hijo está en el parque jugando y de repente, sin ningún motivo, se siente con un miedo inmenso y ganas de salir corriendo.
Más común de lo que piensas
Aunque a menudo pensamos que estas situaciones son raras, la verdad es que más niños de lo que creemos lidian con estas sensaciones. Las estadísticas indican que alrededor del 2 al 3% de los niños y adolescentes sufren de un trastorno de pánico, y muchos casos pasan desapercibidos por falta de reconocimiento de los síntomas.
El papel del pánico infantil
El pánico infantil no solo afecta la salud mental de los niños, sino que también puede influir en su rendimiento escolar y sus relaciones sociales. Es importante entender que estos episodios son reales y pueden ser verdaderamente aterradores para quien los vive, por lo que descartarlos como "nervios" puede ser un enfoque contraproducente.
Un niño con desorden de pánico puede desarrollar miedo a situaciones o lugares específicos porque los asocia con ataques de pánico anteriores. Este ciclo puede llevar a evitaciones que están por fuera de su control.
Síntomas en Niños y Adolescentes
Identificar los síntomas del desorden de pánico en los más jóvenes puede ser complicado, porque a menudo varían entre niños y adolescentes. Aquí te contamos qué observar para estar alerta.
Síntomas Físicos
Los niños pueden manifestar sus episodios de pánico a través de síntomas físicos. Estos incluyen sudoración excesiva, temblores, ritmo cardíaco acelerado y dificultad para respirar. Algunos incluso se quejan de dolores de estómago o de cabeza sin causa aparente.
Síntomas Emocionales y Conductuales
En cuanto a los síntomas emocionales, es común que los chicos muestren un miedo intenso o un sentido de catástrofe inminente. En adolescentes, es posible que notes un cambio de comportamiento, como evitar situaciones sociales o las actividades que antes disfrutaban.
Síntomas en Diferentes Edades
En niños más pequeños, el desorden de pánico podría parecerse más a las rabietas o a la irritabilidad. A menudo tienen dificultades para explicar lo que sienten, lo que puede generar frustración tanto para ellos como para los padres. En adolescentes, aunque pueden entender mejor sus emociones, a veces optan por el silencio o por restar importancia a lo que experimentan.
Un estudio reciente mostró que alrededor del 5% de los adolescentes experimentan ataques de pánico, lo cual resalta la necesidad de estar atentos a estos síntomas.

Causas comunes
El desorden de pánico no es simplemente una fase por la que pasan algunos niños y adolescentes. Hay razones más profundas detrás de estos episodios. Al entenderlas, se puede brindar el apoyo necesario a nuestros hijos.
Factores genéticos y biológicos
Para empezar, la genética juega un papel importante. Si en la familia hay antecedentes de ansiedad o desorden de pánico, es más probable que los niños también lo padezcan. Los desequilibrios químicos en el cerebro también pueden influir.
Experiencias estresantes
Incluso las experiencias estresantes muy comunes pueden detonar el pánico. Puede ser una mudanza, una pérdida familiar, o incluso el inicio en una nueva escuela. Estos eventos pueden causar una sensación de inseguridad y miedo.
Perfeccionismo y expectativas
Presiones académicas o deportivas también contribuyen. Aquellos que sienten la necesidad de ser perfectos a menudo se enfrentan al temor constante de fallar. Esta presión agobia y, con el tiempo, puede convertirse en ansiedad adolescente.
Entorno social
El entorno social no se queda atrás. Los adolescentes son especialmente sensibles a la aceptación social. La presión por encajar y el miedo al rechazo son factores que no deben subestimarse.
Comprender estas causas ayuda a los padres a no tomarlo a la ligera y ser parte activa del bienestar de sus hijos. No se trata de buscar culpables, sino de trabajar juntos para encontrar maneras de gestionar la situación.
Formas de apoyo para padres
Si te encuentras en la lucha junto a tu hijo contra el desorden de pánico, no estás solo. Es completamente normal sentirse un poco perdido al empezar, pero hay formas efectivas de ayudar a tu hijo a sobrellevar esta situación.
Escuchar sin juzgar
La comunicación abierta es clave. Intenta crear un ambiente donde tu hijo se sienta seguro para hablar de sus miedos sin temor a ser juzgado. A veces, solo necesitan que alguien escuche.
"El simple acto de escuchar puede ser el mejor apoyo que un padre puede ofrecer a su hijo en momentos de ansiedad," dice la Dra. Elena García, psicóloga infantil.
Informarse sobre la ansiedad
Conocer más sobre la ansiedad adolescente y cómo se manifiesta, puede darte herramientas para identificar y reaccionar mejor a un ataque de pánico. Libros, artículos y recursos en línea pueden ser de gran ayuda.
Establecer rutinas
Las rutinas predecibles pueden ofrecer seguridad a un niño. Mantener una hora fija para comer, dormir y realizar actividades puede reducir la ansiedad que genera lo desconocido.
Practicar técnicas de relajación
Enseñar a tu hijo a respirar profundamente o practicar mindfulness puede ser útil. Estas técnicas son simples y pueden tener un gran impacto en su bienestar diario.
- Respiración profunda: Enseña a tu hijo a inhalar profundamente por la nariz, mantener el aire un momento y luego exhalar lentamente por la boca.
- Mindfulness: Dedicar unos minutos al día para concentrarse en el presente puede ayudar a calmar la mente.
Acompañar a tu hijo a sesiones con un experto, como un psicólogo especializado en salud mental, puede ser otra gran opción. Un profesional puede ofrecer estrategias y evaluar el progreso.
Puede no ser fácil, pero con paciencia, empatía y las herramientas correctas, es completamente posible ofrecer un apoyo significativo y fortalecer el bienestar de tu hijo.

Tratamientos Eficaces
Como padre, te preguntarás qué puedes hacer para ayudar a tu hijo a manejar su ansiedad adolescente. La buena noticia es que existen varios tratamientos eficaces que pueden marcar una gran diferencia.
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
La TCC es una de las formas más efectivas de tratar el desorden de pánico en niños y adolescentes. Este enfoque ayuda a los jóvenes a entender y cambiar los patrones de pensamiento que provocan ataques de pánico. La Dra. Laura Pérez, psicóloga infantil, afirma:
"La TCC empodera a los niños, dándoles herramientas para enfrentar sus miedos y ansiedades de manera constructiva".
Medicamentos
A veces, los medicamentos pueden ser necesarios para controlar los síntomas severos de ansiedad. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son comúnmente recetados por los profesionales de la salud. Pero ojo, siempre deben ser administrados bajo estricta supervisión médica.
Estrategias de Relajación
Además de la terapia y medicación, hay técnicas de relajación que pueden ayudar. Por ejemplo:
- Respiración profunda: Enseñar a tu hijo a respirar lenta y profundamente puede calmar una mente ansiosa.
- Yoga o meditación: Estas prácticas son grandes reductores de estrés.
- Ejercicio regular: Mantenerse activo físicamente ayuda a liberar tensiones.
Incorporar estas prácticas en la rutina diaria de tu hijo no solo puede aliviar la ansiedad, sino también mejorar su bienestar en general. Compartir estas actividades puede fortalecer su vínculo, y reconocer los signos de pánico infantil a tiempo es crucial. Si sientes que tu hijo podría beneficiarse de estas prácticas, habla con su médico para un plan más personalizado.